Lo que no cabe en la piel

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Siempre he creído que el amor de hermanos es uno de los más bonitos y fuertes que puede existir. 
Que existe una complicidad que no sabría explicaros con palabras. Calma y raíz. Refugio y calor. Ese sitio al que volver una y otra vez. HOGAR

Nacho y Marta -y los demás- son un ejemplo de ello. Un ejemplo que a mi me enamoró desde el primer instante que los vi. Una forma de quererse, de cuidarse y de entregarse todos con todos que a mi me deja sin aire. Son la certeza de lo que nunca cambiará. Y son lección. Y no les hables de distancia, que os puedo asegurar que en esos corazones no existen ni mares, ni kilómetros, ni nubes que separan. 

Ellos cantan en su balcón y se cuidan, en silencio, la vida. Y fotografiarles es plasmar y contar un amor que no cabe en la piel. 
 

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