Un para siempre, así es como entiendo yo la fotografía. También una forma de contar, de volver a ese lugar. Para aquellas que somos madres, cuando nos fotografían, cuando fotografíamos a nuestras criaturas, estamos deteniendo un tiempo que no volverá, un tiempo que se hará recuerdo y que a través de las fotos esa personita ya más adulta podrá recordar. Recordar quién era su madre, su familia. Su forma de mirar, de cuidar, de estar. Esos instantes de una infancia y maternidad que vuelan a la velocidad de la luz y que son hogar y raíz. Ese lugar al que desearemos -y desearán- volver una y otra vez.