Ellos simplemente fueron.
Fueron la necesidad de tocarse y aprenderse cada milímetro de piel. Fueron una infinidad de abrazos largos cuidándose los sueños, rompiéndose los miedos. Fueron silencios de complicidad que calaban todos y cada uno de mis huesos. Fueron la vida bailándose a besos. Fueron presente y futuro. Fueron un balcón al sol de Enero en Carrer de Mallorca. Fueron decisiones, aroma y hormonas. Fueron carreteras sin asfalto, precipicio y mar en calma. Fueron abrigo de tanto encontrarse la risa. Fueron una misma dirección. Fueron una suavidad en el aire que a mi me dejaba sin aliento. Fueron y son aquello único y capaz de salvar el mundo:
AMOR.