Hay sesiones de fotos que le dan todo el sentido a mi trabajo. Ésta es una de ellas. Me gusta sentir complicidad con las personas que se ponen delante de mi cámara. Encontrar ese algo que nos acerca, que nos hace más nosotras y nos reafirma en que tenía que ser yo, que tenía que ser ella. Con Judith todo fue fácil desde un principio. Le hice la boda en el 2018 y todavía recuerdo su primer mail. Me había encantado la ilusión que desprendía, las ganas, el cariño y el amor con el que hablaba. Después llegó su día y a partir de ahí se convirtió en una de esas personas que se han cruzado en mi camino para quedarse. Meses después me escribió para decirme que querían hacerse una sesión. Julia estaba esperando un hermanito. Juzgad por vosotrxs mismxs, pero desde que hice estas fotos no dejé de decirlo, Judith, para mi, era la imagen más pura y bella de la maternidad. Su delicadeza, su calma, el cuidado y el cariño que desprende en cada gesto, su serenidad… y Julia. La mezcla más preciosa. La niña que buscando con su mirada a través de mi cámara traspasó la pantalla de tanta belleza. Esta sesión de embarazo me tiene totalmente enamorada. Ojalá os apriete tanto como lo hizo conmigo.