CAAI Studio
Carla llegó a mi vida de casualidad. Me escribió porque quería hacerse una sesión de fotos con su familia. Recuerdo que iban todos vestidos de un color vaquero oscuro. Eran armonía y elegancia. Tenía una casa preciosa. Cada milímetro estaba pensado, todo contaba algo de una forma bonita, sencilla y a la vez con un gusto exquisito. Había cuadros, dibujos al óleo enmarcados, hojas secas. Carla tenía la capacidad de hacer elegante y sencillo todo lo que pasaba por sus manos. Tuve un flechazo. Un flechazo con ella y su mundo. Meses después nos volvimos a cruzar -aunque en realidad nunca habíamos perdido el contacto-. Carla había puesto su mundo patas arriba, quería hacer realidad su sueño y quería que fuese yo quien lo contase con imágenes. He visto crecer a CAAI Studio desde aquel día. He visto a una mamá, a una mujer y a una arquitecta desdoblarse, sacar tiempo de donde ya no quedaba para hacer posible lo que ahora estáis viendo. Lo suyo con la estética es algo de otro mundo. Y como persona, qué os voy a contar. Llegó para hacerse una sesión y acabó quedándose para siempre. Éste es su proyecto. Su reflejo, su esencia. Y con ella, mi fotografía de arquitectura. Y si estáis en Coruña, pasaros por allí, aunque sólo sea para verlo. Es para no marcharse.